Por Jorgelina Macchiarelli
El fútbol es un deporte popular con
alcance mundial; a partir de él se pueden crear identificaciones que se dan en
base a la diferenciación con otras culturas o países. La unidad se marca desde
la desigualdad, desde la diferencia y a partir de eso se hace visible una
especie de identidad o nacionalidad.
Hay
que tener presente que el mundo se mueve dentro del capitalismo y que el fútbol
es parte de su circuito, por ende, es un deporte que se usa para obtener
mercancías. Por otro lado, al ser masivo, tiene la posibilidad de crear
identidades que parten de la cancha y tienen alcance social nacional.
En varias ocasiones los argentinos suelen
diferenciarse de los europeos en materia deporte porque dicen que los segundos
son menos expresivos y “pasionales”, y ahí entra en juego otra de las palabras
usadas para calificar al argentino o al hincha argentino. ¿La pasión es la
esencia del hincha?
En una entrevista realizada a Eduardo
Sacheri, en la Televisión Pública, en el programa “Vivo en Argentina” se le preguntó al autor cómo influía el fútbol
en su vida, a lo que respondió que para él es una huella de identidad porque se
juega desde chico, porque se habla de eso y lo usa como metáfora para hablar de
cosas más importantes.
En ese mismo programa se realizaron
pequeñas encuestas a gente que transitaba por la calle y todos respondieron que
el fútbol era una “pasión” excepto una chica que dijo que sólo era violencia y
apuestas. Lo que dejó en claro ese segmento fue que quizás no para todos es una
pasión pero sí para el general de la población, teniendo en cuenta también las
movilizaciones que se hacen cada vez que se juega un superclásico o el clásico
platense si nos situamos en la Ciudad de La Plata.
Por ende, se podría decir que las empresas
hacen sus negocios a partir de la clara admisión de la gente al fútbol. Al
notar que es un deporte popular que tiene alcance a todos los estratos
sociales, porque no es necesario ser de clase alta para ir a una plaza a jugar
con amigos, las empresas se mueven con comodidad.
Cuando se habla de mercado no se hace
referencia a un monstruo que intenta deglutir a la economía de la población
sino que hace su tarea e intenta llegar a la mayor cantidad posible de
personas, siguiendo la lógica capitalista: hacer dinero.
Entonces, retomando la pregunta ¿El hincha
es pasional o se le ha inculcado esa idea? Si se mencionan algunos escritores
como, por ejemplo, Eduardo Galeano, Roberto Fontanarrosa y Osvaldo Soriano se
hace notoria la redacción desde el lado del hincha y la emoción con que esas
líneas fueron escritas, incluso cuando no se habla de un equipo afín a los
autores.
Roberto Fontanarrosa utiliza, en algunos
de sus cuentos, más preferentemente en los que hablan de fútbol, la primera
persona para redactar. Eduardo Sacheri también la usa y justamente es la
persona que más interpela al lector mientras lee porque la involucra en el
relato, la hace cómplice y le da importancia en la historia. La interpelación,
sumada con la empatía que el lector sienta por el fútbol, crea una atmósfera
donde ambos, el lector y el autor, se sitúan en el rol del hincha.
En la
entrevista del programa “Vivo en
Argentina” Eduardo Sacheri dice que el fútbol es un buen camino literario
para hablar de temáticas difíciles o más complejas, lo que se refleja en sus
relatos, por ejemplo “Frío” donde se
cuenta la vida de un ex combatiente de Malvinas. El personaje principal, que
relata el cuento, es un ex oficial de Malvinas que conoció a “El rubio”, un
soldado, mientras jugaba al fútbol con los otros soldados, y a partir de ahí
desarrolla la historia que culmina con la muerte del joven en base a su
valentía de quedarse defendiendo su nación mientras los oficiales y los que
ocupaban cargos más altos volvían a Argentina.
Sacheri escribe desde el rol del hincha y
por eso sabe lo que debe o no debe mencionar en sus relatos, si es que busca la
adhesión de los lectores fanáticos del fútbol. Sus relatos no son inocentes,
así como ningún relato lo es, todos constan de discursos o ideales que tarde o
temprano se hacen visibles y no pueden mantenerse ocultos durante más de dos
cuentos.
La lógica del mercado acompaña el
pensamiento del autor, que si bien en una entrevista hecha en el programa
radial “Perros de la calle” menciona
que le gusta escribir y le resulta fácil moverse en el ámbito del fútbol, le
gratifica que además de ser leído, se obtenga alguna ganancia. Por eso, en esa
misma entrevista, el autor bromea todo el tiempo con que lean el libro que
había ido a presentar, llamado “Papeles en el viento”, y también los demás.
Lo cierto es que sería forzado intentar
decir que el argentino no es efusivo en varios aspectos, ya que diariamente se
refleja en la calle y de un modo más intenso en la cancha, donde se ponen en
juego categorías, puntos y orgullo. Si bien no sólo se debe definir al
argentino con pocas palabras tales como “Maradona, mate, tango y gaucho” porque
todas ellas tienen un trasfondo y una historia, sí es propicio reconocer que en
general tiene formas de actuar que se repiten y heredan.
En la publicidad de la yerba “Taragüí” se
nombra la frase “Tomar mate” cada vez que los jugadores de la selección
terminan de hacer algo: “Concentran, toman mate; ganan un partido, toman mate”
y es un poco básica y limitada la definición de lo que es el argentino en sí,
sin embargo, hay que tener en cuenta que es una marca de yerba y debe acotar su
contexto a lo que quiere vender.
Lo mismo sucede con Eduardo Sacheri, que
escribe de fútbol y relaciones cotidianas de amistad y amor, en cuanto a sus
relatos: la corta extensión que suele usar en sus cuentos y la intención del
mismo de no producir un relato complejo, no le permite ampliar o explicar el
contexto donde los enmarca porque se saldría de su estilo, desestructurado, y
se metería en un terreno que pide un compromiso social que él no tiene
intención de abarcar.
Sacheri crea identificación, a partir de sus
cuentos, por el lenguaje sencillo que usa y las temáticas llanas que presenta
al lector, parte de la definición del ser argentino, que no es amplia, pero al
ser acotada y menos intrincada es tomada por la mayor cantidad de personas,
apropiada y reproducida. Esto que sucede con Sacheri también pasa con otras
definiciones del argentino tipo que, al no saber definirse, toma las
definiciones que, le parece, encuadran más con su forma de ser.
El hincha quizás sea pasional y efusivo,
quizás no. Lo que Sacheri refleja es que sí, lo que Fontanarrosa refleja es que
sí, y quizás porque ambos sienten al fútbol de una manera particular y más
sentimental. Lo que es cierto es que ambos tienen una gran cantidad de lectores
que adhieren a su pensamiento y si bien “el hincha pasional” no sea la
característica única del argentino, sí es una de las distintivas.
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