Por Julieta Guerrero
¿Cómo nos ven en el exterior? ¿Qué imagen tienen de nosotros del otro lado del océano? ¿Qué es ser Argentino?
A lo largo de los años autores y pensadores como Arturo Jauretche con su “Inteligenzia” o Roberto Art en sus “Aguafuertes porteñas”, Sarmiento con “Facundo”, y entre tantos otros, intentaron crear un modelo de “argentino”. Autores más contemporáneos como Fontanarrosa, Bersuit Vergarabat con su “Argentinidad al palo”, o Eduardo Sacheri que con más o menos éxitos intentan describir qué es ser de este país. Y la lista continúa, el “Martín Fierro”, Favio en sus películas, y quién sabe cuántos artistas más incursionaron en la ardua tarea de contar esta categorización.
Pero ¿Somos capaces en realidad de descifrar qué es poseer esta identidad? ¿Qué es lo que nos caracteriza? Personalmente entiendo que la argentinidad es una palabra con tantos significados que creo imposible de enumerar. Pienso que existe uno de ellos por cada argentino viviendo en otro país, por cada uno de cada provincia, hay un argentino para cada alma que nació en suelo nacional. Entonces ¿por qué ese incansable intento por calificarnos y estereotiparnos? El argentino toma mate, el argentino dice “che” o “boludo”, el argentino es folklore, chamamé, tango; el argentino es Maradona, Eva, Perón, Gardel, Messi y Francisco; es “La mano de Dios” y el fútbol; el Obelisco y las calles de la Boca, es River/Boca; es Malvinas; el argentino es “garca”, el argentino es “confite”; el argentino es asado, vino y fernet,; el argentino es el mejor del mundo; el argentino es…
Yo soy argentina, yo soy de Tandil, tomo mate, me gusta el fútbol, pierdo por los River/Boca con esa pasión millonaria que me hace saltar con cada gol; soy argentina y digo “che”, digo “boludo”. Soy argentina pero no me gusta el asado, soy vegetariana; soy argentina y el tango me mueve el alma, pero así, argentina, no me gusta el folklore. Soy argentina…
Creo que si cada argentino hace un recorrido interno pensando en que lo hace “argento” va a tener mil adjetivaciones posibles, iguales, diferentes o hasta opuestas al argentino que duerme en la misma cama.
Clasificarse a uno mismo es una cuestión, en mi opinión, imposible. No sabemos qué es lo que nos hace a todos argentinos, cada uno es diferente, pero aún seguimos manteniendo ese sentimiento que nos hace a todos “iguales”. Por lo tanto propongo eso, el argento es argento ¿Por qué? Porque él se siente argento.
Las clasificaciones que nosotros mismos poseemos son adjetivos que tomamos de otras personas que nos nombran como tal o cual cosa. Para entendernos como algo debe existir una segunda persona que nos clasifique. El hombre depende de otros, somos esto porque no somos aquello. Principio de la diferencia.
Entonces soy argentino porque no soy español, ni chileno, ni brasilero. Pero no me basta. Como no se porque soy lo que soy, es decir, no se lo que soy realmente, observo al otro, al diferente. Me clasifico en base a él.
Yo puedo decir lo que el otro es. El otro es una persona, de tal o cual lugar, con tal o cual característica que yo entiendo como común para tal o cual grupo.
Entonces me pienso desde la mirada del otro. ¿Cómo me ve el otro?...
"En la que se ha denominado, a veces, la ciudad más neurótica del mundo, tal vez sea lógico que reine Woody Allen. Es cierto. En la ligeramente paranoica, a menudo hipocondríaca y siempre atormentada de culpa capital argentina, que ostenta el mayor número de psicoanalistas per cápita del planeta, el excéntrico actor y director es lo que Jerry Lewis a los franceses: uno de los pocos norteamericanos proclamado genio" "Durante mucho tiempo, los argentinos estuvieron orgullosos de su arrogancia, quizá como una manera de ocultar sus inseguridades acerca de su verdadera identidad. Hacen gala de su origen y cultura europeos ante sus pares latinoamericanos. Pero las reformas sociales y económicas sugieren que ya no merecen la reputación de altivos".(Anthony Faiola, corresponsal de The Washington Post)
"El mejor negocio del mundo es comprar un argentino por lo que vale y venderlo por lo que dice que vale -dice un humorista mexicano-. Sienten que son iguales al resto de los mortales sólo cuando tienen complejo de inferioridad. A un taxista del Distrito Federal le tocó llevar a uno, camino a Cuernavaca, que quería comprobar desde la montaña cómo se veía la ciudad sin él". Explica Jorge Elías, periodista de La Nación.
"Miran fútbol en plena temporada de basquetbol. Comen morcillas, salchichas hechas con sangre. Manejan como el peor chofer, pero a diez veces la velocidad" (Rick Jervis, redactor de El Nuevo Herald, de Miami)
"Les fascina el shopping", afirma Michael Aller, coordinador de turismo y convenciones, y jefe de protocolo de la ciudad de Miami Beach.
¿Acaso sabían que somos los únicos latinoamericanos que podemos permanecer hasta 90 días sin visa en los Estados Unidos y que después de tres idas al país nos dan un “pase” que nos hace “zafar” de la fila de inmigración?
España tiene un libro escolar llamado “Los otros americanos” (Nina Lee Weisinger y Marjorie Johnston). Adivinemos de quienes hablan…
Algo que si es real es que Argentina es fútbol ¿Pero en qué sentido? Lo famoso de Argentina en el fútbol no es la gente, la pasión, los barras. Los jugadores argentos son los que hacen fama. Argentina es conocida como un país exportador de brillantes jugadores de fútbol.
Ninguna novedad ¿no? Somos argentinos porque el mundo sentencia que somos así. Nos gusta sentirnos categorizados por alguien que es diferente, y que seguramente vemos como “cultura avanzada”. ¿Orgulloso? Hablan de nosotros, de vos. Vos sos argentino y ¿que fue lo que sentiste? Sacá tus conclusiones.
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